domingo, 13 de diciembre de 2009

LA PROPIEDAD PRIVADA: UN DERECHO DE TODOS

La propiedad privada es mucho mas que una disposición jurídica con rango constitucional, es un principio rector de cualquier política que se plantee como objetivo progresar. En efecto, superar la pobreza supone la generación de riqueza. Dejar de ser pobre implica –además de acceso a servicios- ser propietario de bienes que contribuyan a elevar la calidad de vida, supone pues ser propietario de una casa, un rancho o una parcela; de un automóvil, una camioneta, una moto o una bicicleta; de una nevera, una lavadora o un televisor; una cama o una mesa; etc. Incluso, para los que hoy no tienen nada, garantizar su derecho a la propiedad tiene sentido pues precisamente el Plan Cero Pobreza se propone abrir posibilidades y generar condiciones para incrementar el patrimonio familiar, es decir, que sean propietarios.

Si el sentido común indica que superar la pobreza sugiere la necesidad de generar riqueza, entonces –con todo respeto- tiene pertinencia expresar nuestro desacuerdo con quienes piensan que “ser rico es malo”. Al contrario, lo que realmente es malo es ser pobre. Al proclamar la Propiedad Privada como un derecho de todos, nos colocamos mas allá de paradigmas que la historia ha dejado en el camino, justamente por ser contrarios al sentido del progreso.

Además, reafirmar y defender la propiedad como un derecho fundamental nos permite garantizar la seguridad jurídica indispensable para estimular y propiciar las inversiones nacionales e internacionales en áreas productivas. El modelo económico estatista o capitalismo de Estado es terriblemente ineficiente y proclive a la corrupción pero además resulta incapaz de satisfacer la demanda interna, tanto en términos de bienes y servicios como en términos de empleos estables y bien remunerados. Justamente por ello colapsó el modelo soviético, se derrumbó el Muro de Berlín y permanecen en el atraso los pocos países que insisten en transitar ese camino. Claro está, esta reflexión no puede conducirnos a voltear la mirada a modelos liberales que también han sido altamente ineficientes al intentar poner fin a las inequidades y sentar las bases para una auténtica justicia social. En todo caso, la discusión del modelo económico no es objeto de esta iniciativa, sino advertir que por encima de esos debates, la propiedad es un derecho inalienable y fundamental para derrotar la pobreza.

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